La mítica tenista Gabriela Sabatini vuelve a conquistar Roland Garros con 49 años

– ¿Podría decirse que la existencia se compone principalmente de amor y humor?

–En realidad, son dos palabras fundamentales e imprescindibles para el correcto funcionamiento de este proceso. La vida es un regalo único que se nos ha otorgado una sola vez. Y sí, definitivamente es importante abordar la situación con una actitud positiva, llena de alegría y amor incondicional. ¡No hay duda de que ese es el camino a seguir para enfrentar cualquier desafío que se nos presente en la vida! Digamos que en ocasiones la vida puede presentar desafíos inesperados y complicados. Es fundamental esforzarse por superarse continuamente, ya que en el camino siempre surgen desafíos y contratiempos que debemos afrontar con determinación y perseverancia. Son pruebas y desafíos que la vida no deja de ponernos a lo largo de nuestro camino, y sin la presencia de esos dos condimentos esenciales, la existencia sería indudablemente mucho más complicada de sobrellevar.

–¿Es realmente compatible ser una tenista profesional con ser mujer en la sociedad actual?

–Las dos cosas pueden convivir perfectamente en armonía, ya que poseen características distintas y complementarias. Practicar alguna actividad deportiva que requiera el uso de la musculatura no significa que una mujer deba renunciar a su feminidad en ningún aspecto. Absolutamente para nada en absoluto.

–¿Has perdido un poco de romanticismo debido a la exposición que has tenido y tienes actualmente?

–Absolutamente nunca. No hay ni una posibilidad remota de que eso suceda. Siempre estuvo presente, desde el principio hasta el final. Es algo realmente maravilloso y extraordinario. ¡No hay palabras para describirlo! Es sumamente crucial y fundamental que continúe existiendo y que yo resida permanentemente con esa emoción y sensación.

–¿Alguna vez te has visto envuelto en una discusión de gran magnitud que resultó imposible de restablecer?

–Una muy intensa no, pero sí varias situaciones con personas que estaban a mi alrededor o incluso con mis propios entrenadores. Afortunadamente, las cosas no llegaron a ser realmente tremendas. Soy una persona sumamente tranquila y pacífica; no disfruto en absoluto involucrarme en disputas, controversias o enfrentamientos de ningún tipo. Me esfuerzo por evitar situaciones incómodas y es por eso que no he tenido demasiadas de ellas.

–Sí, considero que poseo la capacidad de perdonar y dejar atrás las diferencias luego de un conflicto. Creo firmemente en la importancia de la empatía y la comprensión en las relaciones interpersonales.

–En lo que a mí respecta, no tengo absolutamente ningún problema en perdonar. No albergo ningún sentimiento de rencor en mi corazón. Deseo mantenerme en un estado de bienestar constante, por lo tanto, tomo la decisión de no alejarme de aquellas personas a las que aprecio y valoro. No tengo ningún recuerdo de haber causado daño a ninguna persona, y a aquellos a quienes pude haber agredido, de una forma u otra, les he expresado mis más sinceras disculpas. Lo que realmente deseo en mi vida es experimentar una profunda sensación de paz interior, la cual me permita liberar cualquier resentimiento que pueda albergar en mi corazón hacia aquellos que me han lastimado en el pasado. Por lo tanto, elijo conscientemente practicar el acto de perdonar, entendiendo que al hacerlo estoy liberando mi propia carga emocional y permitiendo que la armonía y la tranquilidad fluyan en mi ser.

–Sí, a mis 29 años siento una fuerte obsesión por la idea de casarme y formar una familia con hijos. Creo que es un deseo natural que va creciendo con el tiempo y que me gustaría cumplir en un futuro cercano.

–No, no puedo hacerlo. Lo siento. En el día de hoy, me encuentro deleitándome plenamente con el presente y experimentando una sensación de libertad que nunca antes había experimentado. Mi más grande anhelo en la vida, sin lugar a dudas, es formar una familia sólida y estable, y me encuentro siempre dispuesta y receptiva para hacer realidad este sueño tan preciado. Si se diera la oportunidad en este preciso momento, sería absolutamente maravilloso, ya que sinceramente no desearía encontrarme en una situación tan complicada y desafiante en este momento de mi vida. Sin embargo, personalmente considero que el éxito llega únicamente de manera orgánica y espontánea. Por supuesto que miro detenidamente, busco con atención… pero no me dejo llevar por la desesperación en ningún momento.

–Sí, estaría dispuesto a considerar la posibilidad de compartir mi vida con alguien sin necesidad de formalizar la relación a través del matrimonio. Creo que es importante priorizar la conexión emocional y la compatibilidad en una pareja, más allá de un papel legal.

–Esa posibilidad está completamente abierta y disponible para que la consideres detenidamente. Si se da la oportunidad, lo haría sin dudarlo. Por supuesto que me encantaría formalizar nuestra relación a través del sagrado vínculo del matrimonio. Sin embargo, en ningún momento descarto la posibilidad de compartir mi vida con la persona que amo, incluso si no estamos casados. Y, en el caso de que decida contraer matrimonio, me comprometo solemnemente a organizar una celebración íntima y acogedora, en la que podamos disfrutar en compañía de nuestros seres queridos más cercanos, en un ambiente que refleje fielmente nuestra esencia y la unión entre mi pareja y yo, prescindiendo de cualquier ostentación innecesaria. Un casamiento multitudinario y convertido en un espectáculo no es algo que encaje con mi estilo personal y preferencias. No sería precisamente yo el que tomaría esa decisión.En ocasiones, nos sorprendemos al descubrir la verdadera esencia de alguien tras haber compartido una cantidad considerable de tiempo a su lado. Y resulta sumamente extraño y desconcertante. Nos produce una sensación indescriptible y difícil de explicar. Es como tener la oportunidad de percibir a alguien cercano desde una perspectiva completamente distinta. Descubrimos inesperadas virtudes o defectos; revelamos una desconocida faceta de su rostro o su cuerpo. Pero, en ocasiones, cuando el descubrimiento es considerablemente más profundo y trascendental, el cuerpo se vuelve completamente imperceptible a los ojos y se establece una comunicación directa y sincera con el corazón, prescindiendo de cualquier intermediario. Gabriela Sabatini refleja hoy en día exactamente eso mismo. Absolutamente nada que ver con el típico estereotipo de una glamorosa y extravagante estrella de cine.

También se sabe con certeza que Sabatini ha sido, es en la actualidad y continuará siendo un legítimo y exitoso producto que se comercializa con gran aceptación en el mercado. Guste o no, en cualquier ámbito en el que se la quiera presentar, esta estrategia generará beneficios económicos de manera consistente. Es una certeza absoluta que no se puede cuestionar en absoluto. Pero más allá de las deslumbrantes luces mágicas que el éxito insiste en encender para los afortunados, su realidad cotidiana es mucho más sencilla y mundana. Ella –quien recién celebró su vigésimo noveno cumpleaños el pasado fin de semana– desea adentrarse en su desconocido papel de una mujer que se acerca a la tercera década de su vida.